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La Muerte De Anita Garibaldi -II

Huido de Italia tras haber sido condenado a muerte por el tribunal militar de Génova, Garibaldi desembarca en América en 1835, combatiendo durante cuatro años con los insurgentes brasileños contra la dominación portuguesa. En el verano de 1839, en el puerto de Laguna Dos Patos, el héroe se encuentra con Ana María de Jesús, a quien todos llama Anita.

 (Garibaldi y Anita en un cuadro de la época)

Entre los dos nace inmediatamente una pasión arrolladora. Para su amor no son obstáculos la diferencia de edad (él tiene treinta y dos y ella dieciocho años), ni el hecho de que la joven esté casada desde hace cuatro años. Desde ese momento Anita estará siempre junto a su compañero, compartiendo peligros y sinsabores, batallas, emboscadas, fugas y marchas forzadas, que no fue obstáculo para que tuvieran cuatro hijos y se casaran posteriormente.

Garibaldi vuelve a Italia después de años de batalla contra Uruguay al servicio de Argentina. Anita le ha precedido unos meses antes. En Italia Garibaldi está presente en la Campaña de Lombardía y en la defensa de Roma, siempre en primera línea.
 (Interior de la modesta vivienda de los Garibaldi)
 En 1849, Anita se reúne con su marido en Roma, precisamente en el momento crucial de la batalla que la joven república mazziniana está librando contra los franceses. Es una empresa desesperada: la república capitula y los garibaldinos abandonan –roma dirigiéndose hacia Venecia. Es una fuga larga a través de media Italia en la que son continuamente atacados por el enemigo que no cesa de tenderles emboscadas. Anita instiga a los hombres a la resistencia y grita su desprecio a todos los que abandonan la empresa. Está en avanzado estado de gestación, pero continúa mostrando una gran fiereza sin darse cuenta de los peligros, las fatigas y privaciones que van mermando sus fuerzas.
De los cinco mil que salieron de Roma, cuando llegan a San Marino son apenas doscientos. Los que no han caído en las emboscadas, han desertado o se han dispersado. La columna de supervivientes intenta llegar a la mar a bordo de trece embarcaciones, pero en las lagunas de Comacchio caen en una emboscada. Garibaldi y Anita se salvan a duras penas junto con unos pocos compañeros.

Anita, que se ha visto inesperadamente asaltada por la fiebre, y cuyo repentino malestar resulta más preocupante debido al avanzado estado de gestación en que se encuentra, quiere seguir a su marido a toda costa, que no quiere someterla a nuevas fatigas, pero ella le acusa de querer deshacerse de ella y abandonarla. Finalmente Garibaldi acaba por ceder.

 (En la embarcación)
En Cesenatico consiguen la forma de hacerse con una embarcación, pilotada de mala gana por un grupo de pescadores, pero en la noche del 2 al 3 de agosto, son casi todos capturados en la zona pantanosa de Comacchio por un bergantín. Garibaldi y algunos otros consiguen llegar a la orilla y llevar a Anita a tierra, la deposita en un campo de maíz. Anita siente que se muere pero no se desespera, solamente se preocupa por la suerte de su marido y de sus cuatro hijos lejanos.

Tras una primera parada en una cabaña, donde Anita es socorrida por la ciudad que habita en tan humilde morada, los fugitivos se encaminan hasta la alquería de la “Cavallina”, avanzando fatigosamente entre las marismas. Anita, montada sobre un asno, es sostenida por su marido. En la franja, la infeliz sólo puede beber un poco de agua.

Tras recobrarse un poco, se preocupa inmediatamente de su marido y le insta a que se corte su barba rubia que le hace demasiado reconocible. Igualmente cambia sus ropas por las de un campesino y es instigado, tanto como un deber para con su patria como para consigo mismo, a que deje a Anita al cuidado del médico del lugar, de probada fe republicana, y bajo la protección de sus amigos. Por el momento sería trasladada a la granja de Zanetto, y Garibaldi sería conducido a Leggero, al otro lado de la Laguna, pero ella insiste en que su marido no se separe de ella. Garibaldi, comprometido con ella por la gran inmensa deuda y reconocimiento que le tiene durante los años de lucha, accede a llevarla consigo hacia la Rávena, en donde les esperan otros compatriotas.

En la siguiente escala alcanzan el mar desde Comacchio. Anita yace sobre el fondo de la barca sobre un colchón que han puesto a su disposición probablemente los barqueros. Desde Comacchio continúan el viaje de agonía hacia el valle de Agosta. Garibaldi le limpia a Anita la saliva con un pañuelo de seda para poder apagar su sed, ya que no disponen de agua.
La agonía continúa durante varios días, presa de convulsiones y delirios, hasta que llegan a una granja en donde el doctor Nannini se percata inmediatamente de que la mujer está en las últimas. Su diagnóstico es fiebre perniciosa, o sea, malaria. Mientras la transportan, tendida sobre el colchón, por las escaleras de la vivienda para colocarla sobre la cama, Anita da el último suspiro. El doctor constata su muerte.

Confiado el cadáver a los propietarios de la granja, los hermanos Ravaglia, Garibaldi reanuda la larga fuga hasta Venecia.

Todo parece aclarado, pero  la especulación política a la que se vió sometido el caso, es las que esparce aquí y allá detalles inéditos, rumores y suposiciones, y la sombra del misterio continúa en el misterio.


Fuente de Datos:
*Anita Garibaldi - Grandes Enigmas de la Historia

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