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Olympic, Titanic y Britannic, Gigantes Malditos - El Britannic


El casco parcialmente construido del tercer barco de la clase Olympic sufrió las mismas modificaciones. Además de varias mejoras internas, se construyeron y diseñaron enormes pescantes en las cubiertas de las que colgaban 46 botes. Con 10 metros de eslora cada uno, eran los más grandes vistos hasta el momento y tenían espacio suficiente para albergar a todos los pasajero y la tripulación. Después de rigurosas pruebas e inspecciones, el tercer hermano de la flota estaba en condiciones de navegar con una última modificación: “Le cambiaron el nombre original de Gigantic, porque sonaba demasiado pretencioso y era como tentar al destino. Este tipo de ostentación pasó de moda cuando naufragó el Titanic. Y le llamaron “Britannic”.

El Britannic fue botado el 26 de febrero de 1914 con la idea de unirse a la ruta transoceánica del Olympic, pero la Primera Guerra Mundial alteró para siempre el destino de los hermanos gemelos del Titanic. Durante la contienda los trasatlánticos se convirtieron en transporte de tropas o en barcos hospitales para repatriar a los heridos a Inglaterra. La Marina británica requisó los grandes trasatlánticos. Primero fueron decomisados primero el Mauritania y el Aquitania. Después el Olympic se destinó a transportar tropas. En noviembre de 1915 le tocó al Britannic. Como el trasatlántico  seguía en los astilleros se decidió convertirlo en barco hospital. Equipado con tanto lujo como el Olympic y el Titanic, sus valiosos muebles y obras de arte fueron sustituidas por equipo quirúrgico y camas para 3.300 pacientes.


El Britannic entró en servicio el 23 de diciembre de 1915. Desde principios de año los aliados se veían envueltos en la desastrosa campaña de Gallípolli, y la zona representaba un gran peligro; estaba repleta de submarinos alemanes que acechaban en silencio, listos para torpedear barcos desprevenidos. También estaba llena de minas que se colocaban bajo el agua y eran imposibles de detectar por los barcos. En principio, los capitanes de los submarinos alemanes no atacaban a los barcos hospitales, claramente identificados, porque así lo prohibían los tratados firmados hasta el momento, Ambos bandos se adhirieron oficialmente a la Convención de Ginebra que declaraba que los barcos hospitales estaban protegidos de ataques, mientras se siguieran ciertas pautas. Así, además del personal médico del barco, sólo podían subir a bordo soldados heridos desarmados, y debían cambiar sus uniformes por trajes azules del hospital.
Según los historiadores, el Britannic incumplía ocasionalmente las normas transportando refuerzos médicos militares desde y hacia el frente, Aunque no era una violación directa de la Convención de Ginebra, el enemigo podía malinterpretar fácilmente sus actos. 
En octubre de 1916, un ciudadano austríaco que estaba siendo expatriado de Egipto a su ciudad natal, afirmó haber sido testigo del transporte de soldados en el Britannic. Cuando llegó a Austria no tardó en informar a las autoridades de estas posibles infracciones a la Convención. Tuviera o no relacione con esa denuncia, el caso es que el 21 de noviembre de 1916 el Britannic se hundió. El barco enfilaba el canal de Kea para recoger a pacientes heridos en Grecia y, de repente, una gran explosión sacudió el plácido amanecer. La tripulación corrió a los botes salvavidas; el capitán viró el barco hacia la costa sin darse cuenta de que ya se habían lanzado dos botes. La succión generada por las hélices en movimiento los arrastró hacia las cuchillas y los destrozó. Hubo 1.036 sobrevivientes y solo 30 muertos. El Britannic se hundió en tan sólo cuarenta y cinco minutos, así que pudieron morir muchos más, incluso la tragedia podría haber sido mayor si el barco sanitario, en lugar de dirigirse a Mudros para recoger heridos, hubiera estado de vuelta; entonces hubiera superado con creces el número de muertos del Titanic.
La White Star había perdido su segundo trasatlántico de lujo y otro gigante de los mares se transformó en leyenda.

(Hundimiento del Britannic)

A pesar de las mejoras hechas en el casco del barco, el Britannic se hundió en menos de una hora, casi tres veces más deprisa que el Titanic, y aunque los supervivientes fueron rescatados, los rumores y preguntas sobre el naufragio no se hicieron esperar. Todos se cuestionaban por qué se sumergió tan rápido, y lo que es más importante, qué provocó la explosión inicial.
Corrieron rumores de que fue víctima de un torpedo alemán. El Lusitania se había hundido sólo un año antes, y aunque los alemanes habían prometido no seguir torpedeando barcos, nadie les creyó.
Hubo un cruce de acusaciones entre británicos y alemanes, incluso el corresponsal del periódico The Times en acusó a Alemania de hundir el Britannic para deshacerse de un barco que podría resultar un gran competidor en el tráfico de pasajeros después de la guerra. Berlín respondió sugiriendo que el Britannic transportaba personal médico de combate incumpliendo la Convención de Ginebra, y sospechaba n que llevaba una gran cantidad de personal militar a bordo, aunque seguían negando haber hundido deliberadamente el barco.
La precipitada investigación de la marina inglesa hizo poco por acallar los rumores. El informe final declaraba que los efectos de la explosión podían deberse a un torpedo, pero se inclinaba a que fuera una mina. El informe sobre el Britannic nunca se completó. Los funcionarios británicos encargados de investigar la pérdida del barco tuvieron muchos problemas. Los supervivientes fueron dispersados y repatriados rápidamente. Había pocos testigos y el informe oficial publicado dos días después fue muy básico.

 A pesar de la controversia, el naufragio del Britannic desapareció pronto de la conciencia popular, que se centró más en la muerte del emperador austríaco, Francisco José I Habsburgo-Lorena, marido de la famosa emperatriz Sissi y el soberano que había iniciado la gran guerra al declarar la guerra a Serbia. Fue necesario que pasaran más de sesenta años antes de que el Britannic volviera a acaparar las portadas de las revistas y periódicos y se revelaran mucho de los secretos que se había llevado a las produndidades.

El hundimiento misterioso

El Britannic nunca llegó a realizar un transporte de pasajeros: sólo navegó con tropas y heridos, y con sus 48ñ158 toneladas sigue siendo el mayor trasatlántico del mundo que descansa en el fondo del mar. Durante décadas, los misterios que rodearon su naufragio continuaron intrigando a los historiadores marinos. En 1975, casi sesenta años después del desastre, el oceanógrafo Jacques Cousteau decidió localizar los restos del barco. Al principio no logró encontrar el lugar del naufragio; no estaban donde dijo el Almirantazgo y se convirtió en toda una búsqueda. Por fin se localizó a 12 kilómetros de donde habían dicho. El extravío del Britannic por parte del almirantazgo podía haber sido accidental, pero algunos expertos señalan que también podría ser intencionado para seguir guardando algún secreto. Pero ¿cuál?

 (El Britannic bajo el agua)
Cuando Jacques Cousteau localizó finalmente al Britannic a 130 metros de profundidad, recostado sobre su estribor, se sorprendió de encontrarlo en perfecto estado de conservación en el fondo del mar. Cuando un barco se hunde comienza a deteriorarse, pero el Britannic seguía casi igual que el día que se hundió.
En los meses siguientes, el equipo de Cousteau usó la última tecnología submarina para explorar el barco fantasma. Cuando bajó al barco descubrió graves daños a babor, junto a proa, justo bajo cubierta. El Alcance y localización de la destrucción desconcertó a algunos expertos. Era mucho mayor de lo que esperaban su hubiera sido causado por una simple mina o un torpedo, provocando la especulación sobre una segunda explosión, esta vez desde dentro del barco. Esa teoría acrecentó los rumores de que e Britannic llevaba armas para los ingleses, pero para otros solo fue el resultado de un gran impacto causado al chocar con el fondo marino: el barco golpeó con el morro y las placas de acero salieron despedidas.
Sin embargo, la profundidad de la tumba marina del Britannic no permitió que Cousteau completara la investigación del naufragio, pues debido a las limitaciones técnicas de la época, tan solo pudo permanecer cinco minutos en el fondo. Para un barco de 270 metros no es suficiente tiempo para explorarlo convenientemente. El equipo de Cousteau salió del lugar con más preguntas que respuestas.

Posteriormente, en 1995, el doctor Robert Ballard y su equipo del Instituto Oceanográfico Woods Hole, famoso descubridor del pecio Titanic en 1985, regresó al lugar con un gran despliegue de equipos de nueva tecnología: llevó un submarino nuclear y dos vehículos por control remoto que podían examinar diferentes partes del barco al mismo tiempo. Bajo el pecio localizó sus cuatro chimeneas, pero no exploró su interior.
Las cámaras de control remoto grabaron detalles inéditos del gigante trasatlántico. Varias imágenes revelaron que había un gran número de ojos de buey abiertos. Entonces, los historiadores comenzaron a preguntarse por qué se dejaron así y si podrían haber ayudado al rápido hundimiento del Britannic. La explicación que se dio fue que el personal de enfermería dejó las ventanillas abiertas para airear las salas, Si hubieran estado cerradas quizás el barco se hubiera salvado. Posiblemente esta situación fuera el verdadero motivo de tan rápido hundimiento: todos los ojos de buey abiertos dejaban pasar entre una tonelada y media de agua por segundo. El Britannic se hundía 1 centímetro por cada 75 toneladas de peso añadido. No sólo tuvieron que enfrentarse a los daños, sino también a la inundación provocada por los ojos de buey abiertos.
Sin embargo no pudieron encontrar el ancla en la que estaría fijada la supuesta mina culpable del desastre. Era la prueba que proporcionaría una respuesta concreta a la pregunta más inquietante sobre el Britannic. ¿Lo hundió una mina o un torpedo alemán?

Algunos investigadores creen que el mar nunca revelará todos sus secretos y que la verdad tras las historias del Britannic y sus hermanos, el Olympic y el Titanic, seguirá rodeada de un halo de misterio. Otros lo rebaten afirmando que la verdad es conocida por todos; que los tres barcos fueron desafortunadas víctimas en la eterna batalla del hombre por doblegar el implacable mar.

Fuente de Datos: 
*"Los Gemelos del Titanic" - (Los Grandes Misterios de la Historia) - Edición de Bolsillo - Canal Historia.

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