Al igual que
su padre Bruce Lee, la muerte de Brandon se vio envuelta por un misterio que no
ha podido aclararse, mientras rodaba la película “El Cuervo”.
Nacido el 1
de febrero de 1965, Brandon Lee tenía tan solo nueve años cuando su padre, el
mítico Bruce Lee, falleció en extrañas circunstancias durante el rodaje de su
última película. La impronta traumática de este recuerdo quedaría grabada en la
memoria de su hijo, arrastrándole por una adolescencia de amistades peligrosas
que le inclinarían hacia lo peor de la marginalidad a través de la delincuencia
y el consumo de drogas. Expulsado del colegio antes de obtener siguiera el
graduado escolar, era evidente que el futuro profesional del jovencito Lee no
se presentaba nada halagüeño.
Aprovechando las oportunidades que le
abrió su apellido, Brandon ingresó en la academia de actores Emerson College de
Boston. Después de aparecer en algunas películas que le permitieron abrirse
camino en el mundo cinematográfico, Brandon recibe su gran oportunidad para alcanzar
el estrellato de la fama cuando en 1992 le ofrecen el papel protagonista en la
película “The Crow” (El Cuervo). Unos meses antes, Brandon había conocido a
Eliza Hutton, con quien decide contraer matrimonio una vez que hubiera
terminado el rodaje de la película. Nada hacía presagiar cual sería el fatídico
destino del artista; sin embargo, un antiguo compañero de estudios de Brandon
reconocería más adelante que, en cierta ocasión, su amigo le había confesado
que había tenido la extraña premonición de que moriría de manera repentina
haciendo una película, igual que su padre.
Inspirándose en el comic gótico
publicado en 1981 por el artista James O’b arr, Alex Proyas comenzaría a rodar
la versión cinematográfica de “El cuervo” a principio de 1993 en Wilmomgton
(Carolina del Norte). Identificándose de manera muy especial con su personaje
en la pantalla, Brandon Lee interpretaría el papel – en este caso, el último
papel – de su vida: Eric Draven, un joven que se dedica a la música y que está
a punto de contraer matrimonio con su novia Shelly, son asesinados la noche de
Hallowen por un grupo de aves de rapiña. Heavies desalmados.
Clamando venganza desde el otro
barrio, el protagonista retornará justo el mismo día del año siguiente, encarnando
su alma en alas de un cuervo negro que no cejará en su empeño de liquidar
cuentas con los macarras que habían segado su vida.
En las creencias de algunas culturas
primitivas – más en contacto con la naturaleza si se quiere - , son más
frecuentes las leyendas sobre pájaros que transportan las almas de los seres
difuntos hasta las regiones del más allá. Según refieren ciertas fuentes
ocultistas, en la antigua Persia se tenía la costumbre ritual de exponer los
cadáveres de los muertos sobre una superficie para que fueran pasto de las aves.
Para el escritor e iniciado en artes luciferianas, Jean Paul Bourre, el “grado
del cuervo significa la muerte del más neófito y su resurrección a una vida
nueva más fuerte, más rica en potencia, más compacta en su manifestación”.
No se sabe si fueron las duras
condiciones del rodaje, en las que tuvo que adaptarse al horario de dormir de
día para grabar las secuencias de noche y soportar las bajísimas temperaturas
provocadas por las torrenciales lluvias artificiales; el hecho, cierto que, ya
desde el primer día, comenzaron a sucederse aparatosos y extraños accidentes…
El primer día de rodaje,
concretamente el uno de febrero, uno de los carpinteros del equipo técnico de
decorados del plató sufrió un inesperado accidente al electrocutarse con varios
cables del sistema de iluminación del plató. Esa misma noche, un camión
aparcado detrás de los estudios se prendió fuego inexplicablemente. A partir de
ese día, en el ambiente del equipo técnico flotaba la idea de que la película
estaba maldita.
En las palabras de Robert L. Rosen,
productor ejecutivo: “Las películas están dotadas de personalidad propia, y hay
algunas que no desean ser terminadas. Yo incluiría “El Cuervo” dentro de esta
última categoría”.
Y parece que sus reflexiones no iban
mal encaminadas.
Los accidentes, de mayor o menos
importancia se sucedieron durante cada sección del rodaje hasta el extremo de
convertirse en habituales para el equipo técnico que trabajaba en la
realización del film. Un día, un operario sufrió varias lecciones al resbalar
con un destornillador. En otra ocasión, fue un escultor quien, disgustado con
la marcha del rodaje, pierde los estribos y en un inexplicable arrebato de
histeria destrozó la escultura principal del Cuervo y otros modelos del plató.
Pocos días después, un publicista sufrió heridas graves durante un extraño
accidente en coche. A mediados del mes de marzo, una espectacular tormenta
destruyó por completo la decoración de los exteriores del estudio, lo que
obligó a retrasar la finalización definitiva de la película.
Sin duda, todo el equipo de técnicos
y actores tuvo que felicitarse cuando llegaron los últimos días de trabajo,
impacientes porque terminara aquella nefasta cadena de infortunios que
amenazaba cobrarse una nueva víctima en cada sesión. Así que, en la media noche
del 30 al 31 de marzo, cuando Brandon Lee realizaba la última toma en la que
caía al suelo después de que el villano Fumboy (interpretado por Michael
Maesse), le disparara con una Magnum del calibre 44, no es de extrañar que
todos los miembros del equipo aplaudieran entusiasmados ante la magnífica, y
más que convincente, interpretación realizada por el joven actor.
Hasta que, después de mucho insistir,
comprobaron que Brandon no se levantaba del suelo. Su cuerpo yacía desangrado
sobre el plató: el certero disparo de una bala auténtica alojada en el arma en
lugar de la habitual munición de fogueo, había perforado su abdomen.
Ingresado de urgencia en el Centro
Médico de New Hanover, los doctores no pudieron hacer nada para salvar su vida,
fallecía horas después.
Con casi veinte años de diferencia,
padre e hijo habían culminado su meteórica carrera hacia el éxito alcanzando la
gloria, y nunca mejor dicho.
¿Quién había colocado allí aquella
bala? ¿Por qué no se supervisó adecuadamente el revólver antes de iniciar la
toma del rodaje? ¿Se debió la muerte de Brandon Lee a una falta de negligencia
por parte del equipo de efectos especiales o se estaba encubriendo un
asesinato? Estas y otras interrogantes formaron parte del expediente de
investigación abierto por la policía, que decomisó los rollos de película en
los que se grabó la trágica escena.
De nuevo se volvió a pensar en las
Triadas chinas como artífices del asesinato, que habrían acabado con la vida de
Lee después de que este hubiera renunciado, supuestamente, a trabajar
realizando películas de artes marciales para la industria cinematográfica
china. Por su parte, la versión oficial ofrecida por los productores –
lógicamente interesados en comercializar el film -, es que el hecho se debió a
un trágico accidente.
Aunque resultaba difícil aceptar que
el experimentado equipo de efectos especiales, el mismo que realizara las
escenas de acción de la famosa serie “Miame Vice” (Corrupción en Miami),
pudiera haber cometido un error de tamaño “calibre”…
Después de varios contratiempos, la
productora pudo finalizar el film realizando las últimas tomas del actor con
ayuda de la informática.
La película, de la que las malas
lenguas dicen que no se suprimió la escena que recoge la auténtica muerte de
Lee, se estrenó en Estados Unidos en marzo de 1994, eligiendo la fecha maldita
de un viernes trece.
Fuente de Datos:Cine y Música
Malditos – Antonio Luis Moyano