La tarde del 20 de julio de 1973,
Bruce Lee (San Francisco, 1940) se encontraba repasando el guión de la que
sería su próxima película, curiosamente titulada “Game of Death” (Juego con la
muerte), en el apartamento que la actriz Betty Ting Pei, con la que mantenía un
secreto romance, tenía en la capital de Hong Kong. Bruce comenzó a quejarse de
un repentino dolor de cabeza, así que le pidió a su compañera algún tipo de
calmante. Después de tomarse la tableta de Equagesic, un analgésico para combatir
la jaqueca, el actor decidió echarse un rato sobre la cama para descansar.
Unas semanas antes, el 10 de mayo,
Lee ya había sufrido un extraño e intenso dolor de cabeza cuando se encontraba
ultimando el doblaje de uno de sus films. En aquella ocasión cayó desplomado al
suelo mientras su cuerpo se convulsionaba de dolor. Gracias a la rápida
asistencia médica, el karateka fue ingresado en el hospital, donde recuperaría
el conocimiento dos horas después. A pesar de la insistencia de los doctores en
realizarle los oportunos análisis para comprobar su estado de salud, Lee se
negó rotundamente a someterse a ninguna prueba, afirmando que se encontraba
absolutamente bien.
Aquella tarde de julio, nada hacía
presagiar lo que ocurriría. Un rato después de que el actor se hubiera echado a
dormir, Betty decidió que era la hora de despertarle para ir a cenar. Sin
embargo, no lo logró… Después de avisar por teléfono al productor Raymond Chow,
decidieron llamar a una ambulancia que trasladó al actor a la sala de urgencias
del Hospital Queen Elizabeth, donde fallecería horas más tarde.
El hecho de que en principio se
ocultase a la prensa que la muerte de Lee había acaecido en la vivienda de su
amante – recordemos que éste se encontraba casado con Linda Emery -, así como
las extrañas e inexplicables circunstancias que rodeaban tan inesperado trance,
hizo alimentar todo tipo de rumores y conjetura. Incluso los titulares de la
prensa más sensacionalista llegaron a afirmar que Burce Lee no había muerto y
que su desaparición había sido un montaje organizado por la China Comunista,
que le había reclutado para que adiestrase con sus técnicas al ejército rojo.
Sus más condicionales fans,
estremecidos ante la idea de no volver a ver más películas del genial
intérprete injustamente olvidado por la Academia de los Oscar, no tardaron en
aventurar que, detrás de la extraña muerte, se encubría un perfecto asesinato.
¿Quiénes pudieron conspirar para
asesinar al karateca favorito del celuloide? Enseguida se señaló como posible
móvil una vendetta procedente de
ciertos colectivos pertenecientes a las oscuras y siniestras sociedades
secretas chinas de las Triadas. Las mentes más calenturientas especularon con
la posibilidad de que el repentino óbito de Lee hubiese sido el resultado de un
ataque propiciado a través de una técnica secreta procedente del arte oriental,
solamente conocida por ciertos guerreros ninja, bautizada como la “palma
vibratoria”. Este método de ataque consiste en generar una detonación en el
aire, generando una vibración capaz de alterar el organismo para causar
finalmente la muerte. Solo algo así podía explicar que la autopsia realizada
sobre el cadáver de Lee revelase que su cerebro se hubiera inflado, pasando de
un peso inicial de 1.400 grs. a 1575, de manera totalmente inexplicable.
También se sugirió la hipótesis de
que hubiera sido envenenado por adeptos de alguna escuela oriental – suponemos
que corroídos por la peor de las envidias al no poder lograr el grado de
maestría en las artes marciales alcanzado por Lee – utilizando alguna hierba
venenosa desconocida por los médicos, y que pasaría desapercibida en el
diagnóstico forense.
En el colmo de las conspiraciones que
pretendían responder a la interrogante de ¿quién mató a Bruce Lee?, hubo quien
aseguró, que días antes de que se produjese el inesperado infortunio, un
exaltado Charles Mason gritaba desde su celda: “Bruce Lee, me has traicionado,
eres un puerco traidor. En lugar de irte a predicar al desierto te has aliado
con los blancos, pero yo ajustaré cuentas contigo, pronto tu corazón dejará de
latir…”
¿Fue el mito de las artes marciales
víctima de una maldición satánica?
Fuente de datos: “Cine y música
malditos” – Antonio Luis Moyano
8 comentarios:
Estuve en Hong Kong, en el paseo de los artistas y hay un monumento de él en el que todos se fotografían delante.
Lastima que muriese tan joven.
Un abrazo
Sí que es una pena, prometía mucho. Su muerte, como la de tantos otros artistas, siempre estará sumida en el misterio.
Un abrazo
Supongo que sería algún tipo de encefalitis. El misterio siempre rodea a los mitos que mueren jóvenes, pero son humanos como los demás y las enfermedades comunes aunque crueles, también les afecta a ellos.
Encantada de leerte
Así es Isabel, pensamos que por verlos en la pantalla son superhéroes y nada más lejos de la realidad.
Un abrazo
Hola, veo que lleva rato sin publicar infomración nueva...no deje morir su blog,es muy interesante. saludos. :)
Desde pequeño he visto sus peliculas para mi , es el mejor luchador de las artes marciales.
Es el mejor luchador de las artes marciales .
Era un Profeta de su Arte, enseñaba el camino de un espiritu Libre, en lo que hacia incapie como EJE TOTAL de su "mensaje" o enseñanza. Un espiritu libre, sincero, que enfrente sus miedos personales, y los trascienda con la verdad.
No me extrañaria, que una vez mas, asesinen a un mensajero de la libertad del espiritu.
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