En la pequeña población minera de McVey, estado de Washington, Nels Stenstrom y su esposa Anna figuraban entre los comerciantes más laboriosos. Trabajando juntos, pasaban doce horas casi todos los días de la semana en el almacén que regentaban, un lugar asiduo de los vecinos donde siempre encontraban lo que buscaban.
(Tienda de comestibles de la zona, semejante a la de la familia Stenstrom, en la fecha en la que ocurrieron los hechos)
Entonces una tragedia misteriosa trastornó sus vidas. El día 5 de Junio de 1895. Nels Stenstrom desapareció sin dejar rastro.
Hubo quien dijo que el hombrón era y mujeriego y que posiblemente se había fugado con alguna moza. Pero nadie quiso comunicar este rumor a Anna, que adoraba a su marido.
Anna siguió llevando el almacén como si Nels estuviese a su lado, y el negoció siguió prosperando.
En el verano de 1902, Stenstrong fue declarado legalmente muerto. Y aquel mismo día Anna hizo una extraña declaración que sería comentada por todos los periódicos de los Estados Unidos. Aunque él estuviera legalmente muerto, ella quería que tuviera una tumba digna.
Con o sin cadáver, quería un ataúd, un lugar de enterramiento y un oficio de difuntos para su marido.
Era una idea tan extraña que multitud de reporteros y de curiosos afluyeron a la pequeña población. En la iglesia, muchos tuvieron que quedarse en pie cuando empezó el funeral a las dos y media de la tarde del día 1 de julio de 1902. Nels había sido veterano de la guerra, y el ataúd fue cubierto con una bandera de los Estados Unidos. Después de unas pocas palabras del celebrante, varios viejos amigos se colocaron detrás del atril para hacer un panegírico del difunto.
Anna fue la última en hablar, pero apenas había empezado cuando se produjo una súbita conmoción en la multitud. Un hombre harapiento y de cabellos grises se adelantó por uno de los pasillos del templo tabaleándose y apretándose el pecho con las manos. Alguien dijo que miró suplicante a Anna antes de caer inconsciente en el suelo.
Ella fue la primera en correr hacia él y tomarle el pulso. Cuando levantó la mirada, rodaban lágrimas sobre sus mejillas. Solo pudo decir:
- Es Nels.
El único médico del pueblo firmó el certificado de defunción, maravillándose de que aquel borracho pudiese ser el antaño vigoroso Nels. Centenares de personas asistieron al traslado de los restos del vagabundo a la tumba de los Stenstrom.
Pero la historia tuvo un increíble epílogo.
Mientras las vecinas poblaciones de Rosyln y Cle Elum prosperaban, los filones de carbón se agotaron en McVey. Y éste convirtió en un pueblo fantasma. Después de morir Anna y de ser enterrada junto a su marido, un contrabandista compró el almacén por su vieja madera.
Al derribarse el edificio, se descubrieron unas tumbas poco profundas debajo de las tablas del suelo. Dos esqueletos yacían allí, uno al lado del otro. Entre ellos estaba el hacha con la que alguien les había abierto el cráneo.
Un esqueleto era de mujer, que permanecería en el anonimato. El cadáver del hombre era igualmente irreconocible… ¿Sería tal vez el del verdadero Nels Stenstrom?
Fuente de Datos:
* "Grandes srímenes sin resolver" - Migel Blundell/Roger Boar
Fuente de Datos:
* "Grandes srímenes sin resolver" - Migel Blundell/Roger Boar
3 comentarios:
Otor misterio fascinante y aterrador. gracias por mantener este blog excepcional.
Un abrazo.
Gracias a ti por tus palabras, Moderato. Me falta tiempo para actualizarlo más asiduamente.
Un abrazo
Pues mucho misterio en ello, se puede uno imaginar quienes eran los cadáveres o bien pensar que fue Nels el vagabundo.
Busca tiempo para hacernos disfrutar de los misterios.
Un abrazo
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