Están expuestos en hileras clasificados en Hombres, Mujeres, Niños, Vírgenes, Monjes y Profesionales. En el pasillo de los profesionales podemos encontrar jueces, profesores, militares algunos incluso enterrados con sus ropas militares estilo napoleónico.
Muchos de los cuerpos han sufrido deformaciones por el paso del tiempo o han perdido algunos de sus miembros. Destaca por el estado de conservación el cuerpo de la pequeña Rosalía Lombardo una niña de 2 años que parece más bien dormida. El cuerpo fue momificado en 1920, por el doctor Solafia, mediante inyección de compuestos químicos pero hasta el día de hoy se desconoce la fórmula, pues se llevó su secreto a la tumba. Este fue uno de los últimos cuerpos que se depositaron en las catacumbas de Palermo que actualmente se pueden visitar mañana y tarde.
En Palermo, hasta el s. XVII, siguieron la costumbre de los franciscanos del culto a los muertos teniendo sepulturas exclusivas para los hermanos, no aceptando que fueran enterrados los particulares. Esta idea cambió a principios del s. XVII debido al traslado de los conventos a la periferia de la ciudad, donde tenían que construir capillas a expensas de algún benefactor que a veces les cedía un edificio con la condición de que a su muerte fueran enterrados en ellos, reservándose así el derecho de sepultura. Por un Decreto de
Las actuales catacumbas, que han dado fama a
Pero la gran sorpresa para los padres capuchinos fue que al ir a retirar los restos óseos de los enterrados para trasladarlos a las nuevas sepulturas de la catacumba, hallaron que los cuerpos de 40 de ellos se conservaban con la carne flexible aunque momificada, como si hiciese poco tiempo que hubiesen muerto.
Esto fue a causa de la sequedad del terreno y las corrientes de aire. Pero además, los hermanos capuchinos desarrollaron una serie de técnicas especiales de embalsamamiento que les permitían conservar los cuerpos en buenas condiciones, evitando la putrefacción.
Estos cuerpos habían sido enterrados siguiendo su costumbre, sin caja, directamente en la tierra, como los musulmanes, en nichos excavados en las paredes. Trasladaron los cuerpos a sus nuevos refugios y, a medida que hacía falta, iban excavando nuevas galerías subterráneas así como nichos en sus muros donde colocaban los cuerpos de los frailes fallecidos.
El estado de conservación de los cadáveres era impresionante, en gran medida por las especiales condiciones del terreno, y en otra por la gran pericia adquirida por los hermanos capuchinos a través de muchos años de práctica. Hay información de que los cuerpos eran colocados para su conservación en un baño de arsénico o de cal, siendo esta última utilizada más en épocas de epidemias. Es sabido que los cadáveres de los individuos muertos por envenenamiento por arsénico se conservan muy bien ya que este producto es un elemento que evita la corrupción de los cuerpos. Los capuchinos sabían esto sin duda y por eso utilizaron esta técnica, al menos en algunas ocasiones. En otros casos se practicó el embalsamamiento con diversos fármacos, inyecciones, que tenía como base la fórmula secreta inventada por el Dr. Solafia. El método más común utilizado fue el de deshidratar los cuerpos dejándolos a lo largo de los pasillos en pequeñas celdas llamadas "coladores".Los cuerpos eran secados en las celdas durante ocho meses, hasta que eran sacados y lavados con vinagre antes de ser expuestos.De
A partir de ese año se colocaron redes metálicas de protección para evitar que los visitantes de las catacumbas tocasen los cuerpos, ya que habían observado que algunos habían sido de alguna forma deteriorados por la curiosidad de la gente. Construyeron pequeños altares en las conjunciones de las galerías y también se pusieron algunas esculturas.
Estas catacumbas aun en día pueden ser visitadas y sin duda son uno de los lugares más escalofriantes que se pueden encontrar pues la mayoría de las veces las momias se encuentran al alcance de la mano y la muerte se puede sentir.
Fuente:
http://members.tripod.com/~Motomom/index-3.html
1 comentario:
No somos Nada, eso es lo que siempre se dice cuando uno va a un funeral, y esa es la impresión que me da al ver las imágenes de estos cadáveres, así seremos nosotros unos 500 años después.
bien documentado el blogger de todas maneras.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Jesucristo
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